miércoles, 30 de enero de 2013

(+18) Algo más.

Todo empezó como un juego... Una inocente y típica broma de jóvenes con mas alcohol que sangre en las venas. Nadie imaginaba que pudiese trascender en algo más.

Me llamo Irene, soy estudiante en la universidad. Estudio finanzas. No es algo que realmente me guste, pero tampoco me parece demasiado desagradable.

Mis compañeros y yo hemos estado planeando salir este viernes para tomarnos unas cervezas y bailar en algún sitio. Lo cierto es que me apetece despejarme un poco. Últimamente estoy muy saturada por los estudios. Necesito una fiesta pronto.

En total creo que seremos cinco. Juan, Miguel, Carlos, Carlota y yo. 

Carlota es mi compañera en clase. La conozco desde el inicio del curso solamente, pero se ha convertido en una muy buena amiga. Cuando tengo algún problema ella siempre está ahí para darme ánimos. Ni que decir tiene, que yo hago lo mismo cuando la veo a ella mal.

A veces nos quedamos hasta las tantas de la noche charlando por WhatsApp. Lo cierto es que es una chica bastante importante para mí.

Y bueno, los chicos que vienen me caen bastante bien. Son muy majos, aunque sospecho que alguno tiene un interés demasiado alto en nosotras dos. Pero ahora no estoy para tener nada con nadie. Hace poco terminé una relación de mucho tiempo y aún no me veo preparada para volver a acercarme a otra persona.

Pero bueno, ahora solo quiero pensar en la juerga de este viernes. La necesito, necesito quitarme la presión de los exámenes de encima.

Por eso estoy con Carlota de compras. Quiero comprarme algún modelito para este fin de semana. 

Hemos estado en varias tiendas probándonos ropa. Yo siempre iba en busca de pantalones ajustados y de faldas insinuantes, mientras que ella iba en busca de ropa un poco mas recatada. Yo siempre le digo que se compre ropa mas atrevida. Tiene un cuerpo muy bonito... Lo cierto es que tiene un buen culo y no lo aprovecha nada. No suelo fijarme demasiado en el cuerpo de otra mujer, pero ella está, como diría cualquier tío, bastante buena.

mientras nos probábamos ropa compartíamos el probador. Total, no había una razón para ir a probadores separados. Íbamos juntas y comprábamos a la par.

Cuando entrabamos a un probador y nos quedábamos en ropa interior, podía apreciar lo dicho anteriormente. Tiene un culo muy bonito. Y lleva unas pequeñas braguitas con lineas horizontales que le quedan muy bien. A parte, tiene los pechos casi perfectos. Tiene una talla parecida a la mía, una noventa. Cosa que me encanta en una mujer. No me gusta nada ver a una mujer con el pecho muy grande. Creo que los tiene muy bien.

Al final nos gastamos mas de lo que queríamos pero no vamos a devolver nada. Un día es un día.

Vamos a tomar café a una cafetería del centro de Málaga y nos ponemos a charlar. Charlamos sobre los exámenes  sobre ex-novios, sobre programas de televisión... Se nos pasa el tiempo casi volando. Antes de darnos cuenta son las diez y media de la noche del miércoles. Decidimos irnos a casa. Compartimos el bus ya que vivimos cerca. 

Al llegar a nuestra parada nos despedimos. Pero cuando vamos a darnos dos besos, un torpe movimiento de cabeza nos hace rozar nuestros labios por un segundo. Un fallo bastante común por otra parte. Ambas reímos por lo que acaba de suceder. Parecemos crías de cinco años que cogen de la mano a un chico por primera vez. Tras unos segundos de vergüenza, que por otro lado no teníamos por que tener, nos despedimos hasta mañana.

El jueves es un día bastante ajetreado. Hemos tenido cuatro exámenes bastante importantes y aún nos queda otro más el viernes. Pero al menos el fin de semana está muy cerca. 

Los chicos nos proponen ir a tomarnos una cervecita esta tarde, pero yo estoy algo cansada, por lo que digo que no. Prefiero quedarme en casa leyendo algún libro, viendo alguna película o estudiando.

Carlota opina igual. Así que ninguna de las dos va. Decidimos quedar nosotras dos en mi piso para tomarnos un café y luego estudiar un poco.

Y así es, son las ocho de la tarde y seguimos estudiando. Aunque lo cierto es que ya vamos muy sobradas a ese examen. 

El tiempo se nos echa un poco encima y de repente son las nueve y media... A esa hora dice de irse. Aunque yo le insisto en que se quede a cenar y a dormir, total, mañana entramos dos horas después  Le da tiempo de ir a casa a cambiarse de ropa.

Tras un rato rogándole, acepta acompañarme en la cena. Nos calentamos unas pizzas que tenía en el congelador. Mientras están en el horno le digo que vaya a mi habitación y coja algo de ropa cómoda 

Tras un par de minutos aparece ante mi con unos pantalones cortos y una camiseta blanca que le queda un poco grande. Está adorable. Sacamos las pizzas del horno y cenamos viendo la tele.

A las once y media aproximadamente decidimos acostarnos. Le digo que puede dormir donde quiera, en el sofá-cama o en el cuarto que tengo libre. Prefiere el sofá. 

Al despertarme voy al salón y veo que ella sigue dormida. La luz de la mañana entra por la ventana principal y atraviesa las finas cortinas iluminando el sofá donde Carlota duerme plácidamente  Lo cierto es que es una imagen bastante bonita. Me acerco a despertarla. Suavemente le acaricio un hombro mientras susurro su nombre. Antes de que me de cuenta ella agarra mi mano y la "abraza" durante unos segundos. Puedo notar sus pechos a través de la camiseta que lleva puesta... Me pongo bastante nerviosa de repente.

Ella sigue dormida. Me agacho y pongo mis labios a la altura de su oreja para susurrar su nombre de nuevo. Pero agarra mi mano con mas fuerza aún. Estoy muy sonrojada. Y Carlota no consigue despertar. En realidad tengo una movilidad muy limitada. No quiero ser brusca con ella y vuelvo a susurrar su nombre cerca de su oreja. La única respuesta que obtengo es un suave gemido mientras se gira hacia mí poniendo de nuevo, sus labios peligrosamente cerca de los míos  A los pocos segundos abre los ojos y me ve allí, agachada frente a ella, casi rozando nuestros labios, y mi mano izquierda sobre su pecho.

Se incorpora rápidamente y me pide disculpas. De nuevo sonreímos como niñas pequeñas. Tras explicarle el malentendido ambas reímos a carcajada limpia. Pero noto algo distinto en sus ojos...

Ya es viernes, al fin es viernes. Hoy, tras el último examen de la semana disfrutaré como una enana.

En clase, Carlota y yo nos sentamos juntas. Hoy he podido apreciar que me mira bastante. Y que cuando yo miro hacia su sitio ella esquiva mi mirada. Es muy raro, nunca nos había pasado. Supongo que es por lo de esta mañana... Espero que no se haya molestado.

Tras las clases decidimos ir a comer en grupo. Hay que festejar que los exámenes nos han salido medianamente bien. Y no hay nada mejor que una buena comida y una cerveza fresquita.

De nuevo, el tiempo pasa más rápido de lo que debiera. Y sin quererlo ya es prácticamente la hora de irnos a duchar y a arreglarnos para esta noche.

Son las nueve y cuarto y ya estoy lista. Cojo el móvil y llamo a Carlota para ir juntas hasta la casa de uno de los chicos, ya que vamos los tres en su coche. 

Llamo al portal de Carlota y la espero abajo. Mientras espero me retoco mirándome en el reflejo del cristal de la puerta. De repente veo a través del cristal a Carlota. Va muy explosiva. Al final me hizo caso y se ha puesto el pantalón que le dije y una camisa con transparencias. Está especialmente guapa esta noche. Al verla se lo digo. Ella sonríe tímidamente. Acto seguido salimos hacia la casa de este chico. Tardamos al rededor de diez minutos en llegar.

Montamos en el coche y salimos. Al llegar al centro decidimos ir a cenar a algún sitio mientras nos tomamos unas cervezas. Por suerte hay un sitio en el que con cada cerveza te ponen una tapa. Carlota y yo bebemos al mismo ritmo. Y lo cierto es que somos mas rápidas que esas nenazas. Nos hemos bebido siete cañas cada una mientras que ellos van por la cuarta aún.

Después de eso vamos a bailar. A Carlota le encanta el vodka negro. Pedimos exactamente lo mismo. Los chicos nos invitan a unos chupitos de tequila que con gusto aceptamos. Mientras teníamos los chupitos en la mano. Uno de los chicos empezó a vitorear nuestros nombres y a decir repetidamente "¡que se besen!". Nosotras reíamos, pero los demás repetían lo mismo. No podíamos parar de reír  Pero en un segundo, nuestras miradas se cruzaron y decidimos besarnos. Fue un beso bastante simple, un pico. Nada más. Los chicos quedaron desilusionados. Pero nosotras no parábamos de sonreír. A los pocos minutos me entraron ganas de ir al baño y pedí a Carlota que me acompañase. 

Una vez salí del baño fui al lavabo a lavarme las manos. Mientras me las lavaba veía a Carlota apoyada en la pared frente al espejo. No paraba de sonreír. -¿Sabes? Tienes unos labios muy dulces Irene. Tras oír eso me sonrojé. -Tu también, mucho mejores que los de cualquier chico. La vi acercarse a mí. Se puso a mi lado y empezó a enjuagarse las manos ella también. Tras un momento de silencio la miré a los ojos y vi algo en ellos. Ahora mismo no se explicar que fue. Pero me acerqué a ella lentamente y la besé de nuevo. Esta vez con mas pasión que antes. No podía parar. Me excitaba sobremanera sentir sus labios, su húmeda lengua... Ella se acercaba más a mi. Podía sentir sus pechos junto a los míos. Me agarró de las muñecas con las manos hacia arriba y me empujó contra la pared. Parecíamos estar poseídas. Pero no podíamos parar. Yo estaba mas excitada que nunca. Nuestras piernas se cruzaban mientras seguíamos besándonos. De pronto me soltó las manos y me agarró por la cintura. Yo hice lo mismo y apreté con ganas ese culo tan perfecto mientras la empujaba contra mí. 

Tras unos intensos minutos recuperamos el control de nuestros cuerpos... Me miró a los ojos y no tuvo que decir nada más. Salimos del baño y le dijimos a los chicos que nos íbamos a casa porque nos encontrábamos mal. Ellos insistían en que nos quedásemos, pero no lo hicimos. Salimos de aquél local y llamamos a un taxi. Íbamos sentadas detrás, muy juntas. Ella acariciaba mi muslo. Cosa que me ponía terriblemente cachonda. Yo no veía el momento de llegar a casa y volver a sentir su lengua dentro de mi boca.

A los pocos minutos llegamos a mi casa y subimos corriendo. Al entrar por la puerta me agarró de nuevo, esta vez con más ganas que la anterior. Me tiró contra el sofá y se subió encima de mí. No paraba de besarme, de acariciarme... Y yo cada vez me sentía mas excitada. De nuevo agarré con ganas ese hermoso culo y la pegué contra mí. Subí mis manos y decidí acariciarle el pecho. Le arranqué la camisa, cosa que le encantó... Lo noté en la mirada que me dedicó. Me incorporé y le di la vuelta a la situación  La tumbé y me puse sobre ella. Empecé a besarle el cuello, me detuve en sus pechos y les dediqué un buen rato. Ella gemía de placer mientras mi lengua danzaba con sus duros y pequeños pezones. Al llegar a su cintura me detuvo.
-Déjame a mi... Me dijo. Acto seguido se desabrochó el pantalón y muy despacio, se lo quitó. Tiene un cuerpo espectacular. Me encanta la ropa interior que usa.

Antes de que pudiese continuar volvió a tomar el control y se tumbó encima de mí. Nuestras piernas se cruzaban... Con su muslo rozaba mi entrepierna de vez en cuando... Me encantaba. No paraba de besarme, de acariciarme los pechos. Y su muslo volvía a rozarme justo en el sitio que debía hacerlo. Fue bajando desde mi boca hasta mi pecho, quería devolverme el favor y lo cierto es que lo hacía jodidamente bien. Me puse muy cachonda cuando sentí su lengua en mis pezones. A veces los mordía suavemente haciéndome gemir de puro placer. Siguió bajando hasta llegar a mi cintura... Yo no la detuve en ningún momento. Me quitó la falda, y me bajó las braguitas muy despacio. Ese momento nunca lo olvidaré. Fue tremendamente excitante. 

Una vez que yo estaba desnuda empezó a lamer mi pierna desde el tobillo hasta el interior de mi muslo. Yo no podía controlar mas mi cuerpo. Solo me dejaba llevar... Cada vez la notaba mas cerca. Hasta que de repente noté su húmeda lengua entre mis piernas. En ese momento estallé. Nunca me había planteado ser bisexual, nunca me había sentido atraída por una mujer... Pero Carlota... Ella sabe lo que me gusta y donde me gusta. Jamás me habían practicado el sexo oral de esta forma. Es, sin duda alguna, la mejor experiencia que he tenido jamás.

No se cansa, ella sigue lamiendo y jugueteando con sus curiosos dedos y yo no voy a detenerla. Me siento mejor que bien. Cada vez estoy mas excitada. Le agarro la cabeza y la miro. Observo que ella levanta la mirada y me dedica un pícaro guiño. Acelera el ritmo de su lengua y consigue que tenga el mejor orgasmo de mi vida. No puedo parar de gemir mientras lo tengo y eso a ella parece excitarla más aún, por lo que no se detiene. Finalmente, tras dos orgasmos seguidos le digo que pare. Ahora es su turno.

La vuelvo a tumbar en el sofá y le bajo las braguitas con mucha delicadeza. No se si estaré a la altura, pero lo haré lo mejor que pueda.

Empiezo a besarla de nuevo mientras mi mano juguetea con su entrepierna. Ella está muy mojada, cosa que me excita muchísimo. Decido bajar de nuevo, despacio... Parándome de nuevo en su pecho, lamiendo hasta el último rincón de su cuerpo. Hasta que finalmente llego a donde quiero llegar. Empiezo a lamerlo despacio, noto como se le eriza la piel cada vez que mi húmeda lengua roza su clítoris. Es algo afrodisíaco  no puedo parar de hacerlo. Acelero el ritmo y consigo que se excite más aún. Noto que lleva sus manos a mi cabeza y me aprieta con fuerza contra su húmeda zona. Sigo, sigo hasta que finalmente consigo mi propósito  Puedo notar unos pequeños espasmos en sus piernas. Me parece terriblemente mona en ese momento. Por lo que decido continuar. Yo también quiero hacerla llegar al orgasmo dos veces. Tras un rato consigo hacerlo.

Ella aparta mi cabeza mientras me mira fijamente. En sus ojos veo algo que siempre he querido ver en una persona... Felicidad. 

Subo y la beso de nuevo. Nos dedicamos a darnos un largo y romántico beso durante bastante tiempo. Finalmente, la abrazo y nos dormimos en esa postura. Con nuestros cuerpos totalmente desnudos y entrelazados. Tapadas únicamente por una fina sabana. 

A la mañana siguiente, en cuanto abro los ojos observo que ella sigue dormida. La miro y me inspira tranquilidad, alegría, paz... A los pocos segundos abre los ojos y me mira. Parece avergonzada, agacha la mirada. Le digo que me mire, que no se avergüence. -Carlota, vamos... ¿Qué ocurre? -No... No se, me siento rara... Creo que ayer bebimos más de la cuenta...

Me acerco un poco más a ella y le beso la frente. -Vamos, te he visto mucho mas borracha que anoche y aún sabías lo que decías y hacías. No me vengas con excusas tan baratas.

Levanta la mirada y sonríe ligeramente. -Perdóname Irene... Es que creo que no deberíamos haberlo hecho. Somos amigas, te quiero, te adoro... Y no quiero que nada estropee eso.

En ese momento la miro a los ojos y la beso. -No te preocupes por nada, yo tampoco quiero que nada se estropee entre nosotras. Y no va a estropearse. Para mí esta noche ha sido maravillosa, y a riesgo de pecar de prepotente, diré que para ti ha sido esplendida también. ¿O me equivoco?

Se sonroja de nuevo. -No, no te equivocas, has sido maravillosa conmigo y he sentido más de lo que he sentido nunca. Pero...

Antes de que termine la frase vuelvo a besarla. Esta vez durante mas tiempo, ella parece encantada. Nos fundimos en un apasionado beso. Se sube sobre mí y me susurra al oido: -Prométeme que jamás dejaremos de ser amigas Irene. -No te preocupes... Ya somos algo más...



No hay comentarios:

Publicar un comentario